Parece que Brasil es la última galleta de la economía mundial
Salimos de varios apuros económicos en nuestro pasado. Fuimos desacreditados por el mundo y solo fuimos vistos por nuestra cultura, que a muchos extranjeros les encanta, como el carnaval, la caipirinha, las playas hermosas y otras. Pero por el lado de la evolución y protagonismo que deberíamos tener, al menos en Sudamérica, poco hicimos y dejamos espacios para que las grandes potencias se adueñaran de este territorio, dada la invasión china en países económica y socialmente debilitados, tornando la dominación convertirse en una dependencia.
Actualmente vivimos al antojo de políticas y políticos populistas, ahuyentando inversores e inversiones, interfiriendo en empresas públicas y queriendo cambiar las reglas en medio del juego. Aun así, vemos una emoción con los números principalmente de los medios y economistas, con lo que se viene con los datos de caída de la inflación, mejoras en el PIB y una probable baja en las tasas de interés, lo que podría impulsar aún más nuestra economía.
Aún no se aclaran las propuestas económicas, pero sí promesas del gobierno y del congreso.
Deberíamos arreglar la casa y luego exponernos al mundo, ayudar a los países económicamente difíciles a recuperarse en el momento en que se encuentran o hacer olas para ayudar a poner fin a esta guerra sin fin. Pero en cambio lo que prevalece son los egos políticos.
Con un escenario favorable, podríamos estar viendo algo mucho mejor de lo que estamos viendo: un dólar retrocediendo muy por debajo de sus R$ 4,80, y podría llegar cerca de R$ 4,00 a fin de año. Y una bolsa que busca nuevos horizontes por encima de los 125 mil puntos.
Para ver esta visión de números, no podemos decir si llegaremos a estos números, pero si no se lleva a cabo, veremos una peligrosa caída.
Necesitamos mejorar en mucho y nada como “reformas generales”.
Todos tienen que colaborar, desde los políticos, los empresarios y la población, exigiendo sobre todo para ellos, las reformas generales, para que todos tengan los mismos derechos. Y, de esta manera, que nuestra Constitución sea “honrada”.
Por Brasil 61