Brasil necesita inversiones para el desarrollo ecológico
En términos simples, el gran empujón para la Sostenibilidad representa un enfoque para analizar la articulación y coordinación de medidas y políticas que apalancan inversiones sostenibles, nacionales y extranjeras, con el objetivo de producir un ciclo virtuoso de crecimiento económico, generación de empleo y renta, reducción de desigualdades y brechas estructurales y promoción de la calidad ambiental, social y social. sostenibilidad económica. La elaboración del estudio contó con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES), de Alemania.
La coordinadora del estudio, Camila Gramkow, funcionaria de Asuntos Económicos de la CEPAL, dijo que es necesario movilizar inversiones complementarias que sean capaces de transformar el modelo de desarrollo en sustentable. El informe también indica que la reducción de emisiones sólo será posible si existe una mezcla de inversiones; si hay coordinación de políticas ampliamente entendidas, con el Estado como gran coordinador; y con la combinación correcta de políticas para conducir al desarrollo económico y ambiental.
Políticas explícitas
Camila afirmó, en Río de Janeiro, que los beneficios socioeconómicos de las inversiones bajas en carbono no son automáticos ni espontáneos y requieren políticas explícitas y dedicadas, en particular políticas de desarrollo productivo.
“La idea es que, además de hacer estas inversiones, hacer la transición a economías y prácticas sostenibles bajas en carbono, estas soluciones puedan partir del territorio, y solo con una industria poderosa que sea capaz, y sabemos que Brasil ya lo ha hecho. hay varias áreas de excelencia en este sentido, logramos traducir esta agenda, no solo en la deseada reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sino también en la creación de empleo, en el fortalecimiento de la industria, la competitividad, en el aumento de la recolección y así sucesivamente, generando verdaderamente un ciclo virtuoso de desarrollo”.
El representante de la CEPAL destacó que las principales economías del mundo, incluidas las avanzadas, emergentes y también en desarrollo, apuestan por estrategias de recuperación e industrialización verde.
“Sobre estas bases ya se están gestando las nuevas bases competitivas del futuro”, señaló. El estudio revisa la experiencia de tres casos internacionales seleccionados: Unión Europea, Estados Unidos y Uruguay. Estos casos traen lecciones para Brasil, subrayó.
“Todos presentan una perspectiva a largo plazo; todos ellos, sin excepción, tienen un gobierno detrás de ellos. Una gobernabilidad clara, liderada por el Estado, como director de esta orquesta que tiene que estar tocando afinada”, sugirió.
En todos los casos se crean vehículos financieros, ya sean fondos o programas. “El estado asigna específicamente recursos de corto, mediano y largo plazo en una trayectoria predecible. Tienen objetivos claros y explícitos”. El presupuesto es predecible y existe una estrategia de recaudación de fondos, además de tener múltiples formas de aplicación. Esto significa que hay una diversidad de recursos.
Fondos
Para Camila, Brasil tiene instrumentos, como el Fondo Amazonía y el Fondo Climático, que necesitan ser fortalecidos y dinamizados para poder movilizar los fondos necesarios. Los estudios indican que Brasil necesita invertir más de R$ 500 mil millones anuales para cumplir sus objetivos.
El informe de la CEPAL propone la creación de un organismo que cumpla el rol de un Estado coordinador, denominado Secretaría Especial para el Combate al Cambio Climático, vinculada a la Presidencia de la República, que se encargaría del desarrollo de la taxonomía (ciencia o técnica de clasificación ) de inversiones verdes, con transparencia de lo verde de forma medible, y acreditación de certificadoras para designar qué inversión es verde y por lo tanto en condiciones de acceder a incentivos y subsidios, por ejemplo.
El estudio de la CEPAL también establece seis misiones para las cuales habría fondos específicos, inspirados en la experiencia internacional: agricultura y uso de la tierra; Amazonía, cuyo fondo existe, pero que tendría más recursos para el tema del desarrollo productivo de la región, con el fin de sostener en el largo plazo la reducción de la deforestación en la Amazonía sin comprometer la capacidad de generación de ingresos y de vida de las poblaciones residentes. ; infraestructura sostenible, donde entran en juego todos los aspectos de la logística y la transición energética; la justicia climática, enfocada en las compensaciones que conlleva la transición baja en carbono; tecnologías limpias, basadas en la neoindustrialización, vinculando la agenda baja en carbono con la agenda de desarrollo, con competitividad y generación de empleo e ingresos; y un fondo para pérdidas y daños, entendiendo que el cambio climático ya está ocurriendo e implicará pérdidas y daños que “ya somos capaces de dimensionar”, como derrumbes, sequías e inundaciones.
Según Camila, los recursos para estos fondos provendrán de un nuevo marco fiscal verde, la emisión de bonos verdes, un régimen tributario verde y la banca internacional de financiamiento y desarrollo.
Foto de © Fernando Frazão/Agência Brasil