Frontera entre Amazonía y Cerrado: se espera que el clima comprometa la viabilidad del 74% de las tierras agrícolas para 2060

Frontera entre Amazonía y Cerrado: se espera que el clima comprometa la viabilidad del 74% de las tierras agrícolas para 2060
La conservación es tan importante como producir, alimentar y exportar. De esto trata el Resumen para tomadores de decisiones del Informe Temático sobre Agricultura, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, publicado este mes. El documento, elaborado por 35 investigadores de Embrapa, sintetizó el contenido principal del informe temático con el objetivo de mostrar de manera didáctica cómo conciliar la producción agrícola brasileña, una de las mayores del mundo, con la sostenibilidad, y trae advertencias sobre la Impactos de la agricultura convencional en el cambio climático.

Uno de los puntos que aborda el estudio considera insostenible el monocultivo a gran escala, con sistemas de riego intensivo y uso excesivo de insumos y fertilizantes. Otra advertencia planteada se refiere a la escasez de recursos naturales, ya que, en algunas regiones, los cambios climáticos ya pueden comprometer la abundancia de la agricultura brasileña. Según el documento, se proyecta que en la frontera Amazonas/Cerrado, las variaciones en el clima regional comprometerán la viabilidad del 74% de las actuales tierras agrícolas para 2060.

Sin embargo, algunos puntos del estudio son rebatidos por los profesionales del sector. El abogado especialista en agronegocios y profesor de derecho aplicado a los agronegocios, Albenir Querubini, afirma que Brasil es un país resiliente frente al cambio climático. “Tenemos una enorme cubierta forestal. Además, las propiedades rurales cuentan con áreas de preservación permanente (APP) y reservas legales, que varían del 20 al 80%, según el bioma. La agroindustria brasileña, por regla general, adopta prácticas de conservación del suelo, con una gestión cada vez mejor”, replica el especialista.

Efectos del cambio climático

Datos de Map Biomas revelan que, en 38 años (de 1985 a 2022), la superficie utilizada para la agricultura en Brasil creció en 95,1 millones de hectáreas. El coordinador del Informe Temático sobre Agricultura, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, Gerhard Ernst Overbeck, afirma que ese crecimiento, en la mayoría de los casos, se produjo a expensas de la destrucción de la vegetación nativa, equivalente al 10,6% del territorio nacional.

El impacto del crecimiento se puede ver en el cambio climático, ya que, en 2022, la agricultura ocupó el 33% de la superficie del país y sus emisiones representaron alrededor del 27% del total de 2,3 mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI) liberados por Brasil a la atmósfera. . El informe señala que este avance continuará y considera que de continuar el actual modelo de agronegocios en el país, las proyecciones de escenarios futuros indican un aumento en el área destinada al sector. Lo cual “tendrá impactos negativos en el medio ambiente y las comunidades locales”, afirma el estudio.

Según el profesor Querubini, el impacto del clima es inherente a la actividad agrícola. “El agronegocio está influenciado porque la actividad agrícola está directamente ligada a riesgos agrobiológicos -que incluyen cuestiones climáticas-, ya que estamos hablando de producción basada en plantas y animales y esto tiene una interferencia directa. Por tanto, cuanto mejor sea la calidad ambiental, mejores serán las consecuencias para quienes producen”.

El productor de granos Leonardo Boaretto tiene fincas de soja, maíz y frijol en el interior de Goiás y nota lo que ha cambiado con los años. “Lo que estamos viendo son eventos extremos con mayor frecuencia. Como El Niño y La Niña, que son más frecuentes. Y estos fenómenos afectan a una parte de nuestro negocio”.

Cambios a largo plazo

En Juiz de Fora, Minas Gerais, el productor de maíz para ensilaje, Marcelo Barone, dice que desde el año pasado ha notado un cambio en el régimen de lluvias, lo que ha impactado negativamente la producción. “Aquí en nuestra región llovió de forma bastante irregular y, a veces, en cantidades menores. Cuando había mayor volumen estaba muy concentrada, no había lluvias bien distribuidas, por lo que en momentos cruciales de la germinación de las plantas, del crecimiento y después de la formación de las mazorcas, la producción se vio influenciada negativamente”.

Los dos productores, tanto de Goiás como de Minas, coinciden en la influencia del clima en la producción agrícola y también en otro punto. Según ellos, cuando se habla de cambio climático es necesario tener una visión amplia del intervalo de tiempo. “En la agricultura, los ciclos son siempre largos y no podemos considerar sólo uno o dos años. No es posible decir si estos cambios recientes son sólo características de un ciclo o si, de hecho, caracterizan un cambio más amplio», evalúa Barone.

Una vez más, el especialista en agronegocios sostiene que los medios de producción adoptados hoy en Brasil siguen un modelo sostenible. “Solo recuerden que ya tenemos productores que trabajan con bioinsumos, reduciendo la dependencia de fertilizantes y pesticidas. El agronegocio brasileño siempre está avanzando en términos de producción sostenible”.

Sobre el estudio

Elaborado a lo largo de tres años por 100 profesionales de numerosas áreas –vinculados a más de 40 instituciones distribuidas en todos los biomas del país– el Informe Temático sobre Agricultura, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos trae propuestas para una mejor gestión del capital natural en el medio rural nacional.

La idea del contenido es incidir en gestores y líderes del ámbito público y privado en la toma de decisiones con enfoque en la sostenibilidad y el equilibrio entre la agricultura, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

Por Brasil 61

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