Marco fiscal: proyecto aprobado excluye resquicio que permitiría al gobierno gastar más en 2024

Por 372 votos contra 108, la Cámara de Diputados aprobó en la noche del martes (23) el texto básico del proyecto de ley complementario (PLP) 93/2023, el nuevo marco fiscal. La propuesta establece nuevas reglas para las cuentas del gobierno federal, reemplazando el tope de gasto, régimen vigente desde 2016. El PLP va al Senado.

Antes de que el texto fuera votado en el pleno, el relator del proyecto, el diputado federal Claudio Cajado (PP-BA), descartó un resquicio que permitiría al Gobierno aumentar el gasto un 2,5% por encima de la inflación en el año 2024, independientemente de la recaudación. Esto establecería una excepción para el Ejecutivo para que, en el primer año del marco fiscal, pudiera elevar los gastos hasta el límite previsto en el texto.

Después de reunirse con los líderes del partido por la tarde, el relator cedió. “No era exactamente lo que yo quería, pero mi informe nunca reflejó mis ideas. Fue un acuerdo que hicimos”, dijo el diputado.

Se acordó que el límite de gasto del gobierno en 2024 podría aumentarse mediante crédito complementario (extra), luego de la segunda evaluación bimensual de ingresos y gastos, que debería realizarse en mayo.

Leonardo Roesler, especialista en derecho tributario, explica que el gobierno podrá enviar al Congreso Nacional, en agosto, el proyecto de ley de presupuesto 2024, fijando el crecimiento de los gastos en 70% de la variación de los ingresos de los últimos 12 meses (hasta junio de este año), y dentro del rango de crecimiento del gasto de 0,6% a 2,5% por encima de la inflación.

En mayo de 2024, el gobierno podrá solicitar crédito adicional al Congreso para aumentar los gastos el próximo año, si el Ejecutivo observa una diferencia positiva entre el aumento de ingresos estimado para 2024 en comparación con los ingresos de 2023.

Si a fines del próximo año los ingresos no crecen según las estimaciones de mayo, el exceso se descontará del límite que tendrá que gastar el gobierno en 2025.

Roesler recuerda que la versión anterior del texto podría dar R$ 80 mil millones más de espacio para que el gobierno gaste el próximo año, lo que salió del informe antes de la votación. “En mayo, la diferencia, si es positiva, puede garantizar espacio adicional para nuevos gastos a través de este crédito complementario. Si la proyección no se cumple, el gobierno tiene que devolver este superávit en el presupuesto de 2025”.

Puntos principales

El proyecto crea un intervalo de tolerancia o, como lo ha llamado el gobierno, bandas de variación para el objetivo de resultado primario. El resultado primario es la diferencia entre lo que recauda y gasta el gobierno, excluyendo el pago de intereses de la deuda.

Según el texto, el objetivo de resultado primario se dará por cumplido aunque varíe un 0,25% a la baja o al alza. Por ejemplo: para el próximo año, el gobierno estima un resultado primario de 0% del PBI. Esto significa que la expectativa es para gastos y gastos del mismo tamaño. Sin embargo, si el resultado está entre – 0,25% del PIB (banda inferior) y 0,25% del PIB (banda superior), estará dentro de la meta y, por lo tanto, se considerará cumplida.

En 2025, por ejemplo, la meta es un superávit (cuentas en azul) del 0,5% del PIB. El resultado final puede variar entre 0,25% (banda inferior) y 0,75% del PIB (banda superior). Para 2026, el gobierno espera un superávit equivalente al 1% del PIB, con la franja inferior fijada en 0,75% y la franja superior en 1,25%.

De cumplir con la meta de resultado primario, el gobierno podrá aumentar su gasto hasta en un 70% del crecimiento de los ingresos obtenido en los 12 meses anteriores. Es decir, si lo que el gobierno recauda de impuestos, tasas y otras fuentes de ingresos aumenta en R$ 10 mil millones, al año siguiente puede aumentar los gastos en un máximo de 70%, o sea, R$ 7 mil millones.

Si el saldo de las cuentas públicas se mantiene por debajo de la banda inferior de la meta, al año siguiente el gobierno solo podrá aumentar el gasto en un 50% del crecimiento de los ingresos y no más en un 70%. Por otra parte, en un escenario donde el resultado de las cuentas públicas se encuentre por encima de la banda superior de la meta, el Ejecutivo podrá destinar hasta el 70% del excedente para inversiones, con prioridad para obras inconclusas o en ejecución.

El texto también propone que, independientemente de lo que recaude, el gobierno podrá gastar entre un 0,6% y un 2,5% más que el año anterior, sin contar la inflación. El tope de gasto, que será reemplazado por el marco fiscal, limitó el crecimiento del gasto a cero, en la práctica.

El diputado federal Kim Kataguiri (União-SP) criticó el piso por el crecimiento real de los gastos. «Obligar a los ciudadanos a pagar la factura del gobierno incluso cuando la economía va mal es aumentar la deuda, es aumentar los impuestos».

Por Brasil 61

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