Mujeres de Ocupación lanzan colección con telas reutilizadas en Osasco

Mujeres de Ocupación lanzan colección con telas reutilizadas en Osasco
«Es surrealista tener una nueva profesión después de 40 (años)». El relato sorprendido de la costurera Mara Lopes es el resultado de una trayectoria que implica organización colectiva y oportunidades de formación. Las dificultades impuestas por la pandemia reunieron a mujeres de Ocupação Esperança, en la ciudad de Osasco, en el estado de São Paulo, donde buscaron formas de profesionalizarse y mejorar su realidad.

En 2021, Mara perdió su trabajo como cocinera y, ese mismo año, por iniciativa del Movimento Luta Popular, del que es miembro, ayudó a montar un taller de costura en la tierra de la ocupación. “La costura está siendo muy importante porque, además de aprender un oficio que nunca imaginé que aprendería, tener ingresos a través de esta nueva profesión que tengo ahora es muy bueno”, opina.

“Cuando logramos montar el espacio, conseguimos las máquinas de donación, lo pusimos en el grupo de la comunidad: estamos con nuestro proyecto, los que quieren aprender, buscamos socios para impartir el curso. Las mujeres interesadas comenzaron a pasar los nombres”, dice.

Una de ellas era Lucilene Amaral da Rocha, de 32 años, madre de tres hijos. Solo había trabajado en atención domiciliaria hasta el inicio de la pandemia, confeccionaba mascarillas para complementar los ingresos de la familia y terminó encontrando un oficio por iniciativa del colectivo taller.

Entre sus colegas de costura, Lucilene se llama maestra. “Se destaca en la costura, ahí es donde recibimos ayuda. Ella dice que no, pero sabe que lo es”, garantiza Mara, quien destaca la importancia de la organización colectiva tanto para la construcción del taller, que recibió donaciones, como para el aprendizaje de costura del grupo, que se beneficia del intercambio de conocimientos.

Telas, hilos y agujas

Tan pronto como surgió la idea del taller, el espacio recibió donaciones de maquinaria industrial y otros equipos del Sindicato de los Trabajadores del Servicio Público Federal del Estado de São Paulo, además de donaciones de personas que se identificaron con el proyecto, lo que permitió la compra de retazos de telas, hilos, agujas y tijeras. Al año siguiente, en 2022, una alianza con el Servicio Social de Comercio (Sesc Osasco) resultó en la oportunidad de que las mujeres fueran capacitadas por las empresarias de Atelier Mandarins.

“La diferencia (de participar en el taller colectivo) es que en mi casa no tendría la capacidad que tengo ahora. Porque no tendría las mejores máquinas, no tendría conocimiento de ellas (colegas) y el conocimiento que me transmitieron los maestros. No estaría haciendo lo que puedo hacer hoy”, dice Lucilene.

Osasco (SP) 17/07/2023 - Colectivo de mujeres de Ocupação Esperança, en Osasco, instaló un taller de costura y aprendió el oficio a partir de una iniciativa del Sesc, el colectivo también hizo una colección de ropa y tendrá un desfile para mejorar los ingresos familiares.  Foto:Paulo Pinto/Agencia Brasil

Colectivo Ocupação Esperança, en Osasco, cambió la perspectiva de vida de muchas mujeres Foto – Paulo Pinto/Agencia Brasil

Actualmente, ella es responsable de las facturas del hogar. Pero la satisfacción va más allá del logro financiero. “Descubrí que una persona que no conocía estaba dentro de mí. Me siento independiente, capaz. En el pasado, ni siquiera sabía cómo completar un CV porque nunca trabajé en ningún lado, solo cuidando a los niños. Para mí, a día de hoy, esto está siendo muy importante”, opina.

Natalia Miranda, de Atelier Mandarins, destaca la práctica de costura colectiva de este grupo de mujeres. “Aquí se convirtió en un lugar de convivencia, las mujeres venían aquí y contaban historias y hablaban mucho de eso, que también veían un lugar para compartir cosas de la vida. Era un momento del día en que dejaban de cuidar la casa y los niños, también era el momento de conectarse, vincularse y al mismo tiempo aprender un oficio”, enfatiza.

“Se desarrollaron muy bien, hay una diferencia notable del año pasado a ahora, son muy autónomos. Dicen que ya hicieron ropa para la familia para vender y ahora están aprendiendo, en esta experiencia, a compartir: ¿cómo se divide el trabajo para que fluya mejor? Ya terminó el período de aprendizaje (de costura) y se están organizando como hacer una producción de costura”, evalúa Natalia.

Toda esta trayectoria motivó un desfile de ropa, realizado el pasado sábado (15), en un evento del Sesc, con el tema Costura Circular. La experiencia a la que se refiere Natália abarca la creación y producción de una colección de piezas por un grupo de cuatro mujeres del oficio, en las últimas semanas, junto con mandarinas, inspiradas en ferias callejeras, por invitación de Sesc Osasco. Usando telas reutilizadas, las costureras basaron sus creaciones en los colores de las frutas.

“Están aprendiendo a crear una colección, a componer looks y combinaciones de colores. Así, por ejemplo, la fruta del dragón tiene una parte rosada, con la parte de las bolas que recuerda al relleno de frutas. De los frutos vino la inspiración para desarrollar la colección. Todo el material que estamos utilizando es reutilizado. Fuimos a por tiendas, proveedores, que vendían ropa sobrante, entonces también está el tema de la sustentabilidad”, dice Bárbara Gutmann, de Mandarines.

Cambio social

Claudete Greiner, programadora sociocultural del Sesc, reflexiona sobre la importancia de las actividades para promover el cambio social. “Cuando estamos en una unidad que es periférica, ahí está esa oportunidad de hacer una diferencia dentro de la comunidad, porque, al fin y al cabo, es el Servicio Social (de Comercio). Con la pandemia, además de estar en el mundo online, había que ver qué pasaba ahí fuera. Estaba la acción de las mascarillas, que contratábamos costureras, cooperativas, eso generaba ingresos y producíamos mascarillas y distribuíamos”, enfatiza.

A continuación, evalúa que este es un modelo a expandir: ir a las comunidades, identificar necesidades y participar en las soluciones. “Creo que este rol de estar dentro de las comunidades contribuyendo es relevante. No es decir ‘vamos allá y te vamos a enseñar a hacer esto’. Lo primero es… escucha, esta fue la primera reunión que tuve con las chicas: ¿qué necesitas, qué sería interesante para ti?”, dice. Celebró el resultado de la formación en costura para la autonomía financiera de las mujeres de Ocupação Esperança.

La costurera María José Sales Soares, conocida como Mara, de 63 años, también aprendió un nuevo oficio del taller de oficio. Las conexiones entre la demanda de las mujeres y la oportunidad de formarse en costura partieron de ella, que participó en un directo organizado por el Sesc para hablar sobre el derecho a la vivienda.

Proveniente de Juazeiro do Norte, Ceará, con cuatro hijos y una nieta tras separarse de su marido, vive en Osasco desde hace 39 años y es miembro del Movimento Luta Popular. Hoy vive con su hija y su nieto, y su sustento proviene de la costura. Cuando se le pregunta si ser costurera hizo alguna diferencia en los ingresos de la familia, responde: “¡guau, no te imaginas! Estaba en esa asfixia, realmente necesitándolo”. Durante la pandemia, una de las hijas de Mara descubrió un aneurisma y un quiste en la cabeza.

A pesar de tener una máquina en casa, prefiere unirse a sus compañeros en el taller para trabajar. “Creo que rinde más, es bueno, ¿no? Hay momentos en los que nos enfadamos unos con otros, pero la sociedad es muy buena. Hacemos más, hablamos y ayudamos. Si no lo sé, el otro ya lo sabe. Aquí hablamos y nos divertimos”, concluye.

Foto de © Paulo Pinto/Agência Brasil

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