Tecnología social garantiza seguridad alimentaria y renta en Piauí

Tecnología social garantiza seguridad alimentaria y renta en Piauí
Tecnología social garantiza seguridad alimentaria y renta en Piauí
La tecnología social que permite la producción de alimentos garantizó la seguridad alimentaria y generó ingresos para la comunidad quilombola São Martins, en Paulistana, suroeste de Piauí.

El Sistema Integrado de Producción de Alimentos, más conocido como Sisteminha, fue desarrollado en asociación entre la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), la Universidad Federal de Uberlândia (UFU) y la Fundación de Apoyo a la Investigación de Minas Gerais (Fapemig). La herramienta ya está adoptada en 14 estados y ocho países africanos.

La comunidad de São Martins comenzó a implementar la tecnología en 2015, inicialmente por una sola familia. La experiencia se afianzó y ya la están incorporando 25 de las 103 familias. Divididos en cinco grupos, los vecinos instalaron una fábrica de losas de cemento para construir 25 tanques para criar peces de forma colectiva. También se instalaron 25 gallineros.

Tecnología

Sisteminha permite la producción de pescado, huevos y carne de gallinas y codornices, cerdos, cuyes, granos, legumbres, frutas, hortalizas, humus de lombriz y compost orgánico, entre otros. Además de garantizar la alimentación básica de las familias, también permite generar ingresos a través de la venta de excedentes de producción.

Según el creador de la herramienta, el zootécnico Luiz Carlos Guilherme, investigador de Embrapa, la tecnología utiliza piscicultura intensiva practicada en pequeños tanques construidos con diferentes materiales, como cartón, arcilla y plástico.

El tanque para la producción de peces (tilapia) tiene una capacidad de ocho a diez mil litros de agua. Todos los módulos se benefician en algún momento de la producción de nutrientes de la pecera, capaz de producir entre 100 y 120 kilogramos de tilapia en tres ciclos al año. Al final de cada ciclo, los peces pesan entre 200 y 300 gramos.

Las aguas residuales de la piscicultura, ricas en sólidos orgánicos, se utilizan para alimentar a las lombrices y regar los lechos de horticultura convencional e hidroponía. Es un biofertilizante que contiene macronutrientes como nitrógeno y potasio además de fósforo, magnesio, azufre y calcio.

Según Guilherme, la plantación es escalonada, es decir, la siembra se hace poco a poco, por lo que la cosecha es paulatina, para no agotarse ni sobrar alimento. Considerado el “corazón” del Sisteminha, el biofiltro permite que el tanque proporcione agua rica en nutrientes para las plantaciones.

“Pudimos simplificar el material del biofiltro, lo que redujo el costo en más del 99%: un balde, cuerdas de nylon trituradas, una tubería de PVC, una manguera de limpieza de piscinas y una botella de pet. Esta reducción de costos hizo posible criar peces en espacios pequeños con garantía de calidad”, explica Guilherm

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